Después de superar el primer trimestre de gestación, las mujeres embarazadas pueden, por su seguridad y la del bebé, finalmente volver a disfrutar de un buen masaje. Los masajes tienen un efecto relajante para la mujer durante el embarazo y ayudan a aliviar la tensión acumulada durante la gestación. También le permiten disfrutar de un tiempo de tranquilidad para sí misma, que revitaliza en el plano psicológico y emocional, le dota de nuevas fuerzas para afrontar el resto del embarazo. Pero además, los masajes tienen un efecto terapéutico para las madres.
Con su labor, el fisioterapeuta o masajista es capaz de aliviar muchas de las dolencias que sufren las mujeres durante el embarazo, como el dolor de espalda, la ciática o la retención de líquido (y la consecuente hinchazón de piernas y pies).